El mármol, cada vez más, es uno de los materiales preferidos a la hora de escoger un pavimento. Pero si la superficie es muy grande, a veces se nos puede “ir de presupuesto”. Para que esto no pase y no tengamos que renunciar a este maravilloso material, un pequeño truco es comprar las piezas de mármol en la fábrica sin estar pulido. De esta manera es mucho más económico. Después hay que contratar a una empresa especialista en el pulido de mármol para que lo haga durante la obra. Con esto no sólo ahorraremos dinero, sino que además, al pulirlo con las máquinas indicadas una vez puesto el suelo, se eliminará cualquier escalón o imperfección que pudiera haber quedado entre las losas durante el montaje.

Aunque el mármol es un material muy fuerte y resistente, porque no deja de ser una piedra, sin embargo, al ser poroso, se convierte en un material en cierto modo delicado. Es por esto que es importante cuidarlo como es debido, aunque no hace falta pulirlo demasiado a menudo, lo que sí que es importante para que no pierda su brillo original, es hacer de vez en cuando un buen abrillantado o cristalizado.

Técnicas especiales

En Onyce, lo hacen con lanas de acero especiales para máquinas pulidoras y con productos químicos especializados, que producen el mínimo impacto. Como dicen en Onyce, el mármol hay que entenderlo. Porque aunque lo más común es querer que brille con el deseado “efecto espejo”, hay otros sistemas de abrasión que le confieren diferentes aspectos.

Además del mármol pulido, que es el de la superficie lisa y brillante, también puede ser amolado, que es mate; envejecido que es rugoso y sin brillo; arenado y abujardado que son más rugosos, ideales para el exterior o escarfilado que es el más rústico.