No había podido ir a mi querida casa de campo desde hacía más de un año, primero el confinamiento, luego Filomena y finalmente el cierre perimetral. Me moría de ganas de ir ¡Por fin llegó el día! Cuando llegué, no me lo podía creer: ¡Cómo estaba el suelo! Las baldosas con las que tanto cariño habían puesto mis abuelos, y posteriormente habían cuidado mis padres, estaban literalmente destrozadas, después de tantos cuidados y ahora no sabía ni como mirarlas. ¿Cómo pulir baldosas en este estado?

Sin perder más tiempo me puse a buscar todo tipo de remedios caseros (bicarbonato, vinagre, limón…), lo intenté todo, ahora me doy cuenta y pienso ¡En qué cabeza cabe pulir baldosas con limón! En fin, tenía que intentarlo.

También me gasté un montón de dinero en productos más especializados, pero aquello no había manera de que levantara cabeza.

Una recomendación acertada

Cuando estaba profundamente descorazonada tuve la suerte de que vino a verme un querido amigo, y me hablo de Onyce, me dijo que eran expertos en cómo pulir baldosas.  Reconozco que la idea me dio un halo de esperanza. Pensé, si son capaces de haber colaborado con edificios tan importantes y tan queridos por todos nosotros, como pueden ser el Museo del Prado o el Hotel Palace, como no voy a poner mi casa en sus manos. Rápidamente me puse en contacto con la empresa que para mí en ese momento era completamente desconocida.

Desde el primer contacto con Onyce hasta que por fin vi terminado el trabajo, me sentí muy bien aconsejada por esta empresa familiar tan profesional. Realmente te hacen sentir parte de su familia. Aunque pueda parecer mentira, un buen equipo con la maquinaria indicada, puede llegar a pulir las baldosas que nosotros damos por perdidas, llegando a recuperar su brillo inicial. Y si encima lo hacen con cariño, qué más se puede pedir.